SERVIDORES DE LA SERVIDORA

SERVIDORES DE LA SERVIDORA

12 septiembre, 2024 Off By Liliana Arias

¿Qué significa ser servidores de la Servidora de los peregrinos?

Al igual que los peregrinos con los pies ampollados y el cuerpo cansado, cuando comienzan a ver la lucecita de la Basílica, cada año, cuando se aproxima el primer sábado de octubre decimos que esta es nuestra última peregrinación. Y después, cuando descansamos unas horas, nos prometemos entre nosotros que nos volvemos a comprometer en la próxima peregrinación.

Cuando el silencio llega y el cuerpo descansa un rato, comenzamos a pensar por qué servimos en la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular. Y se cruza la madre de todas las hipótesis: “Ella nos eligió para servir a sus peregrinos”.

Es que los servidores de “la pere” tenemos otra forma de peregrinar, de caminar, de agradecer y de pedir. 

Empezamos en marzo con reuniones para generar el lema de cada año. Textos, palabras, letras. Párrafos maravillosos de agradecimiento a la Virgen de Luján. Párrafos que desgarran el corazón por sus promesas y pedidos a Ella, la Madre.

Después del lema, vienen los preparativos para los peregrinos.

Y ahí empiezan las corridas del resto de los meses. Reuniones a la noche a las que, generalmente, se llega a destiempo porque se sale más tarde del trabajo, porque había tráfico, porque justo nos enfermamos, porque los chicos tienen una actividad. Nos organizamos igual. Tratamos de llegar a tiempo para el encuentro.

Y el resto de los servidores contienen los días agitados. Otra vez nos preguntamos por qué. Y una vez más admitimos que es nuestra forma de peregrinar: sirviendo a los peregrinos de la Virgen de Luján.

Los días previos son agotadores también para nosotros. Es que, además de nuestras familias, amigos, trabajos y actividades, queremos ser servidores. Obvio que lo hacemos porque es una elección. Cada uno de nosotros tiene una expertisse, nuestras competencias, nuestros humildes conocimientos.

Lo más importante, es que tenemos fe en Ella y allí está puesto nuestro corazón. Corazón que también nutrimos en los encuentros espirituales. Porque también nosotros peregrinamos.

Sabemos que María es un ejemplo de vida, de amor, de paz, de paciencia incondicional. También nos da tranquilidad, ternura, entrega y cobijo.

Es que a la Virgen María hay que reconocerla como una Madre en común que apesebra en nuestros corazones para hacernos un lugar en el que Jesús pueda estar siempre. Es que María conservó la misión que Dios le confió: el ser madre de todos.

¿Cómo Madre de todos?

Cada hecho cotidiano de nuestras vidas tiene miradas distintas para la Virgen. Ella, desde su mirada, nos hace conocer otra realidad, mirar con otros ojos. Como decimos los servidores: “¡¡¡Hay que estar en la ampolla de cada peregrino!!!”. Por eso, Ella sabe cuándo la necesitamos porque siempre nos mira. Nos fortalece con su mirada materna. Son puntos de vista que ella nos va dando ante cada problema o situación. Así, nos ayuda a mirar desde otra perspectiva.

¿Y qué me enseñó con su mirada? ¿Qué me dice la mirada de María y cómo debo yo enfrentar una situación?

Tan solo hay que pensar en sus ojos porque la mirada de María nos invita a obrar, a servir, a peregrinar, a agradecer y a pedirle también.

Sabemos que María nos abraza con su ternura, con su compasión y amor de Mamá.

En la reunión espiritual, entonces, aprendimos a estar atentos a nuestra vida diaria y a tener la mirada misericordiosa y también atenta.

Es que somos servidores de la Servidora de los peregrinos.

Así, los servidores de la Comisión Arquidiocesana de Piedad Popular preparamos nuestro corazón para servirla a nuestra Mamá y a sus grandiosos y queribles peregrinos. Cada uno de sus hijos peregrinos es nuestro motivo de esperanza, alegría y servicio.