Con olor a ovejas
15 julio, 2023Por Pablo Vital
Pinceladas y sensaciones de los fieles que participaron durante la toma de posesión de monseñor Jorge Ignacio García Cuerva.
Nos recibió una tarde desapacible en el clima, pero no en el corazón de decenas de personas que fueron colmando de a poco la Plaza de Mayo. La convocatoria fue a participar de la asunción e inicio pastoral del obispo Jorge Ignacio García Cuerva, hasta ahora obispo de Río Gallegos, como el nuevo Arzobispo de Buenos Aires. La esperanza y la alegría podían sentirse en el aire. Desde diferentes parroquias de barrios y localidades del Gran Buenos Aires, llenaron de color la plaza, con sus banderas, sus estandartes, sus bombos. Las murgas también estuvieron presentes poniendo su alegría y acompañando la llegada del nuevo Pastor. “Estamos llenos de esperanza. Lo vimos y trabajamos con él en la villa. Es uno de nosotros… lo queremos y lo apoyamos en todo”, contó una mujer a la que se le llenaban los ojos de lágrimas.
La Plaza se llenó de aplausos cuando se le impuso el Palio Arzobispal y se leyó la Bula Papal donde nuestro querido Papa Francisco lo nombraba oficialmente en su nueva función.
Y es que el Padre Jorge caminó las villas, las parroquias y hasta el sur del país, de donde es oriundo y fue su obispo hasta el nombramiento como Arzobispo de Buenos Aires.
Antes de comenzar la misa y en medio de los actos protocolares, desde Río Gallegos, e integrando una numerosa comitiva que vino a acompañarlo, les dirigieron palabras llenas de cercanía, orgullo y cariño. “Te vamos a extrañar… vamos a extrañar tu compañía, tus mates y tus charlas, pero sabemos que lo mejor está por venir “, expresaron.
En el momento de la homilía tras el Evangelio, el arzobispo Jorge anunciaba “Jesús camina con nosotros…”, en referencia al pasaje del Evangelio, pero también mostraba su deseo de estar con la gente…
“Con Jesus nace y renace la esperanza…” explicaba el arzobispo y la gente lo escuchaba con atención y el corazón abierto a su palabra. Sentíamos que eso estaba sucediendo, comenzaba a nacer una relación entre el pueblo y el Pastor, que seguramente se irá acrecentando con el correr de los días.
No usó palabras difíciles, habló desde su sentirse cura y eso allanó el camino para que todos podamos sentir que esta nueva etapa va a estar llena de desafíos, metas, compromisos, sueños y un caminar con Jesús de nuestro lado.
La ceremonia transcurría, y sentíamos que este nuevo Pastor se iba adentrando en el corazón de cada uno de los que estábamos en la Plaza de Mayo, frente a la Catedral Metropolitana.
Su tono sencillo y ameno fue poniendo un tono familiar a una jornada muy fría en el exterior, pero cálida en el interior de cada uno.
Su amor por la Virgen de Pompeya, sus alusiones al tango y al folkclore lo muestran de cuerpo entero: un hombre de fe como todos, que no es más que nadie y que vive en la realidad de todos los días.
“Quiero que conozcan al Jorge compañero, amigo, cura, que camina con ustedes y es de ustedes”, a lo que la gente acompañó con aplausos.
Tras la misa, saludó uno por uno, desde el Presidente de la Nación, Alberto Fernández (que participó de la celebración), como cada uno de los curas, las monjas y los integrantes de grupos parroquiales que esperaron ese abrazo, ese apretón de manos, su palabra de ánimo y su compañía.
La gente lo sintió cercano. No se movieron de la Plaza hasta recibir su saludo y llevar esa bendición a sus hogares.
La sensación que quedó en el aire es que tendremos, siempre de la mano de Jesús y la Virgen, Pastor con olor a ovejas para un buen rato. Pero es fundamental que caminemos juntos anunciando el Reino.