EL EQUIPO DE JESUS

2 octubre, 2024 0 By Liliana Arias

El martes 1° de octubre y de cara a la 50° Peregrinación Juvenil a Luján que se realizará el sábado 5 de octubre, en el santuario porteño de San Cayetano, se celebró la Misa para los Servidores de la Peregrinación a Luján.

El Arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, puso en su homilía a los servidores que prestamos servicio a los peregrinos de la Virgen de Luján.

Nos animó a ser el “equipo de Jesús” que, tan solo, acompaña a los peregrinos en su andar a los pies de la Madre. “Ellos se merecen lo mejor de nosotros”, nos dijo, al tiempo que nos invitó a servir “sin estrellatos” porque somos parte de una gran estructura que tan solo es comparable con un castillo de naipes.

“Y entonces podríamos pensar que son también como un castillo de naipes, frágiles, creo que si se saca a uno de ustedes el equipo no está completo, creo que si un servidor no está el equipo tambalea porque todos son importantes, porque todos son necesarios”, nos dijo.

Te invitamos a leer la homilía de monseñor Jorge Ignacio García Cuerva en ocación de la misa de servidores de la Peregrinación Juvenil a Luján 2024.

Este Evangelio lo hemos escuchado muchísimas veces, pero nosotros sabemos que la palabra de Dios es Palabra Viva y, por lo tanto, siempre la palabra viva, la palabra de Dios tiene algo nuevo, algo distinto para decirnos. Nuestra vida cambia y, por lo tanto, el mensaje de la palabra de Dios nos llega de distinta manera cada vez.

Quisiera con ustedes imaginarnos hoy a este equipo de trabajo –lo vamos a llamar así– Que conforma María, María Magdalena, la otra María y el discípulo amado. Ellos son un equipo, ¿y por qué decimos que son un equipo? Porque se sostenían en un momento de muchísimo dolor, en un momento de muchísima dificultad que era ponerse delante de la cruz de Jesús. Todos se habían borrado, todos se habían ido y esos cuatro son los únicos que se quedan acompañando a Jesús en ese momento trágico. Yo estoy seguro de que si la Virgen María hubiese estado sola hubiera desfallecido. No hubiera podido sostenerse en pie y si pudo sostenerse fue porque había otros dos en quienes se podía apoyar. Estoy seguro de que el discípulo amado, si no hubieran estado las tres mujeres, se hubiera ido como se fueron los demás discípulos porque le hubiera ganado el miedo, porque hubiera ganado la cobardía. Estoy seguro de que María Magdalena, por más que lo quería mucho a Jesús, si no hubieran estado sus compañeros no se hubiera quedado. Y ni hablar de la otra María de la que sabemos muy poquito, solamente que era esposa de Cleofás. Me lo imagino a su marido protestando en su casa diciendo “¿A dónde estás?”.

Por eso lo primero que me parecía importante hoy es pensar a estas cuatro personas como equipo, a estas cuatro personas donde cada uno de ellos, en medio del dolor, puso lo mejor para sostener a los demás. Y en esto creo que todos ustedes son un poco esos cuatro y representan a ese equipo, donde se están sosteniendo unos a otros.

Lo lindo para mí de ese equipo es que ninguno está buscando el estrellato, nadie dice “yo soy la más importante porque soy la mamá, ¿eh?”, “sacame fotos a mí porque yo soy la tía, soy la esposa de Cleofás”, el discípulo amado no está reclamando tampoco protagonismo por ser el discípulo más amado al que le van a dejar a la madre, o María Magdalena diciendo “yo voy a ser la primera testigo de la resurrección así que en este equipo la coordinadora soy yo”.

Ahí lo que hay es hermanos que se juntan y cada uno pone lo mejor de sí para su servicio.

Estoy seguro de que ustedes también están dispuestos a poner lo mejor de sí para este servicio. Yo tengo una ventaja: no sé claramente qué es lo que cada uno va a hacer y, por lo tanto, me permito decirles gracias a todos. Porque todos los laburos que hagan en la peregrinación son importantes. ¿Cuál es más importante que otro? ¿Podría no haber estado María Magdalena? No, era necesaria. ¿Podría no haber estado la otra María? No, era necesaria. ¿Podría no haber estado la Virgen? Por supuesto que no. Tampoco el discípulo amado. Es como que si sacamos a uno de ellos se derrumba todo como si fuera un castillo de naipes. Porque había tanta fragilidad en medio de tanto dolor que se necesitaban.

Ustedes también son un equipo, un equipo que –podríamos decir– ¿pero pueden ser suficientes para un millón de peregrinos? Y entonces podríamos pensar que son también como un castillo de naipes, frágiles, creo que si se saca a uno de ustedes el equipo no está completo, creo que si un servidor no está el equipo tambalea porque todos son importantes, porque todos son necesarios.

A estas cuatro personas estoy seguro de que el más agradecido fue el mismo Jesús, si fue un poquito soportable tanto dolor fue porque se conectaban las miradas y porque había mucho amor. En esta peregrinación también le estamos diciendo a María que bajo tu mirada buscamos la unidad, Cuando estemos como tentados por el diablo a buscar más el conventillo, el “me dijo, no me dijo”, el “ay, pero yo soy el coordinador, ¿y vos?”, que no nos agarre eso, sé que no pasa acá eso, pasa en las peregrinaciones en Santiago de Compostela, en España, acá no pasa, pero si llegara a pasar eso, acordate del lema que dice “bajo tu mirada buscamos la unidad”. Dejate mirar por la Madre, la Madre nos quiere equipo, la madre nos quiere familia y aparte… ¿le vamos a decir a un millón de peregrinos que buscamos la unidad y por casa cómo andamos?

Vivamos nosotros, entonces, primero el lema. Los animo a que nos sintamos el equipo de Jesús, el equipo de Jesús que va a acompañar a muchísimos crucificados que van a ir a la Virgen de Luján, crucificados por enfermedades, por falta de laburo, por depresión, por la muerte de un ser querido, por la soledad. Esos crucificados se merecen lo mejor de nosotros, se merecen que seamos equipo, sin estrellatos, todos importantes, porque cada servicio es importante como lo fue el de esas cuatro personas que dijimos del Evangelio. Y si por casualidad empieza a haber algún roce, empieza a meterse el demonio y quiere dividir al equipo, volvé al lema y decí:

Madre, bajo tu mirada, tu mirada que nos quiere hermanos, tu mirada que nos quiere familia, tu mirada que nos quiere juntos para sostener al millón de peregrinos, buscamos la unidad”. Y la queremos vivir nosotros primero testimoniándola porque… ¿saben qué? La necesita la Argentina a esa unidad, y si no la podemos vivir nosotros ¿qué le podemos pedir a nuestro pueblo?

Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad, aquella unidad que tuvieron esas cuatro personas: María, María Magdalena, la otra María y el discípulo amado. Hoy 2024 nos toca a nosotros. Vivamos esa unidad, seamos del equipo de Jesús, acompañemos a los peregrinos crucificados que cargan pesadas cruces y anunciemos al pueblo argentino que, aunque sea difícil, la unidad es posible. Amén.

Luego, con todo el amor a la Virgen de Luján, la diocesis de San Justo entregó la Imagen Peregrina a la diocesis de Laferrere. Esa Imagen Peregrina que bendijo el Papa Francisco el 25 de julio de 2013 en ocación de la Jornada Mundial de la Juventud durante su encuentro con jóvenes argentinos.

Tambien vivimos el hermoso momento de “bendición de manos”, estas manos que pueden acariciar a los peregrinos durante su andar a la casa de María, la Virgen de Luján.

VIVA LA VIRGEN DE LUJÁN!